sábado, 2 de abril de 2011

7a SESION COMPENDIO MODULO 1

Del japones Tsu:puerto o bahia y nami:ola

Dinamica de Tsunami


Con el término tsunami (del japonés tsu: puerto o bahía y nami: ola) se designan a todas aquellas olas o serie de olas que se producen, de una forma violenta, por el desplazamiento de un gran volumen de agua como consecuencia del empuje debido a una fuerza vertical. Este desplazamiento puede estar originado por terremotos, volcanes, meteoritos, derrumbes costeros o subterráneos e incluso explosiones de gran magnitud. Este término fue adoptado en un congreso de 1963.


Los tsunamis pueden prodicir olas de hasta 30m


La mayor causa de tsunamis son los terremotos (se calcula que un 90%), si éstos mueven abruptamente, en sentido vertical, el fondo marino, de modo que el océano deja de estar en su equilibrio normal. Cuando esta inmensa masa de agua trata de recuperar su equilibrio, se generan las olas, siendo el tamaño de éstas proporcional a la magnitud de la deformación vertical del fondo marino. No todos los terremotos generan tsunamis tectónicos, sólo aquellos de magnitud considerable que ocurren bajo el lecho marino y que son capaces de deformarlo.

Debido a la brusquedad de su origen, el movimiento de agua desde la profundidad genera un efecto de latigazo hacia la superficie, produciendo olas de grandes dimensiones, muy superiores a las superficiales producidas por el viento.
Estos terremotos se suelen producir a unos 4.000 m, por lo que generan olas que pueden llegar a desplazarse hasta 700 Km/h. Esta profundidad también implica que las olas puedan viajar miles de kilómetros de distancia sin perder apenas intensidad, reduciéndose su magnitud sólo cuando se aproximan a la costa, al disminuir la profundidad del océano. A su vez, la energía de los tsunamis se mantiene constante durante su desplazamiento, de modo que al llegar a zonas de menor profundidad, por haber menos agua que desplazar, la velocidad se incrementa desmesuradamente, llegando a producirse olas de hasta 30 m. 
Los tsunamis no se pueden visualizar desde las alturas


La peligrosidad de los tsunamis radica en que, generalmente, no son sentidos por los barcos en alta mar, al ser pequeñas, en alta mar, las crestas de las olas, ni pueden visualizarse desde la altura de un avión volando sobre el mar. Además muchos se suelen producir en zonas próximas a la costa por lo que no hay tiempo suficiente para su detección y posterior evacuación. 

Un ejemplo clásico de megatsunami sería la explosión del volcán Krakatoa en 1883, cuya erupción generó una energía de 300 MT. Se midió una altitud en las olas de hasta 50 m, muy superior a la de las medidas por los tsunamis convencionales del Océano Índico, acabando con la vida de más de 35.000 personas . Esto es debido a que los megatsunamis, aunque cuentan con una menor energía, se producen de una forma mucho más localizada y suelen producirse en zonas de aguas poco profundas. Esto último hace que, aunque este tipo de fenómenos es increíblemente destructivo en las costas cercanas al desastre, se diluya con rapidez.


Tsunamis en la Historia 

En torno al año 1650 a.C. se produjo la explosión de la isla volcánica de Santorini. Las olas que generó, de más de 100 m, destruyeron al completo la ciudad de Teras (Creta), principal puerto comercial de los minoicos. Se cree que sus dramáticas consecuencias fueron el origen del mito de la Atlántida, y del éxodo israelí de Egipto descrito por la Biblia.
En 1755 se produjo en Lisboa uno de los terremotos más destructivos y mortales de la historia, causando la muerte de entre 60.000 y 100.000 personas. El seísmo fue seguido por un tsunami y un incendio, causando la destrucción casi total de Lisboa. Tsunamis de hasta 20 m de altura barrieron la costa del Norte de África, y golpearon las islas de Martinica y Barbados al otro lado del Atlántico. Incluso un tsunami de 3m golpeó la costa meridional inglesa.

El 28 de diciembre de 1908 se produjo un terrible terremoto en Sicilia, ocasionando un maremoto que arrasó completamente la ciudad de Messina en Sicilia. Se calcula que murieron cerca de 70.000 personas, de los 150.000 habitantes con que contaba la ciudad.
El más reciente tsunami, y uno de los más devastadores, se produjo en el Océano Índico en el año 2004, causando más de 250.000 víctimas directas. Las zonas más afectadas fueron Indonesia y Tailandia, aunque los efectos también se notaron en , India, Sri Lanka, las Maldivas e incluso Somalia, en el Este de África, a 4.100 km al oeste del epicentro. Este tsunami se originó como consecuencia de un sismo submarino con una magnitud de 9.2, el quinto terremoto más fuerte de la historia moderna (desde que se registran con sismógrafos).

Sistemas de Alerta


 

Muchas ciudades alrededor del Pacífico, sobre todo en Japón, Chile y en Hawai, disponen de sistemas de alarma y planes de evacuación en caso de una tsunami peligrosa. Diversos institutos sismológicos de diferentes partes del mundo se dedican a la previsión de tsunamis, y la evolución de éstos es monitorizada por satélites. El primer sistema, bastante rudimentario, para alertar de la llegada de una tsunami fue puesto a prueba en Hawai en la década de 1920.
La predicción de tsunamis sigue siendo poco precisa. Aunque se puede calcular el epicentro de un gran terremoto subacuático y el tiempo que puede tardar en llegar un tsunami, es casi imposible saber si ha habido grandes movimientos del suelo marino, que son los que producen tsunamis. Como resultado de todo esto es muy común que se produzcan falsas alarmas. Además, ninguno de estos sistemas sirve de protección contra un tsunami imprevisto.











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